Charlando de vinos | Entre el maridaje y la filoxera

Charlando de vinos | Entre el maridaje y la filoxera

Por: Silvia González

Siempre creí que hablar de libros era un buen tema de conversación, hasta que descubrí los vinos, y es que si hablamos de vinos es porque estamos degustando uno, y la plática se enfoca sobre uvas, bodegas y etiquetas. Además, la experiencia de probar un vino comienza con observar su color, percibir sus aromas y, finalmente, probarlo. Al paladearlo tenemos que coordinar las palabras con las papilas gustativas para poder decir con toda pompa: encuentro notas de tabaco, de café cargado, de frambuesas, de humedad, de miel, de hierro, o de cerezas cortadas a las cinco de la mañana.

El maridaje es una combinación del vino con ciertas carnes, platillos, pan o queso que, al mezclarse en boca, enaltecen los sabores de ambos. Maridar es conectar el sentido del gusto, poner atención a las papilas gustativas, y es así como de pronto nos damos cuenta de que estamos gozando el momento presente con todos nuestros sentidos y, tal como en las ceremonias japonesas del té, disfrutando el ahora con los sentidos exaltados para entender que ese instante mágico no volverá a repetirse.

La cosa es que la conversación sobre vinos nunca termina, hay tantas bodegas, etiquetas, variedades de uvas e historias que comienza uno hablando de cómo se creó tal o cual bodega y termina filosofando sobre la sinrazón de la existencia o algún amor de juventud que pudo ser, pero no fue.

Una de las historias más interesantes sobre el vino es la que sucedió con la plaga de la filoxera, un pulgón que se come las raíces de las parras y que atacó a toda Europa en 1900. Nadie supo de dónde salió, pero se multiplicaba sin control y acababa con los viñedos en menos de un año. Los pueblos dedicados al vino se volvieron fantasmas, los gobiernos daban recompensas al que descubriera cómo eliminarlo. Un biólogo viajó a Estados Unidos, vio que la vid americana era inmune, y que el pulgón se había trasladado cuando llevaron parras americanas a Europa. Propuso que se injertaran los pocos viñedos que quedaban, después se replantaron los que ahora conocemos y se hicieron resistentes.

Fue una especie de venganza de América hacia Europa en pago por su invasión humana.

Por esto le digo que el vino siempre viene con una historia.

Búsqueme en Face como Vinícola Diez González, ¡Salud!

 

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